Hoy quisiera compartir algunos trazos del capítulo “Turista, viajante, viajero y post-turista” del libro de Mariano Belenguer Periodismo de Viajes. Análisis de una especialización periodística.
Me parece muy interesante recoger las distintas definiciones para tener un mejor escenario de los distintos roles que se aproximan al bello arte de viajar. Además, este capítulo es un debate abierto en la diferencia, si es que hay, entre turista y viajero.
Quiero apuntar, como se deja claro en las páginas del propio libro, que todas estas matizaciones de los conceptos no dejan de ser personales y subjetivas y no debe entenderse como un encasillamiento de las personas que viajan. Incluso el turista puede ser en diversas ocasiones un viajero y viceversa dependiendo las características del viaje.
Existe una confrontación entre los conceptos viajero y turista que ha dado para muchos debates. Investigadores, analistas sociólogos… toda aquella persona relacionada con el mundo de los viajes tiene su propia opinión al respecto.
Según el estudio de Mariano Belenguer, el término turista implica un viajero masificado y organizado. Es una palabra peyorativa utilizada con desdén por los que se considerarían viajeros. Incluso Louise Turner y John Ash van más allá en La horda dorada calificando a los turistas como un colectivo de bárbaros de la Edad del Ocio. El viajero es más difícil de definir debido a su aproximación a un mito, al viajero de antaño, al gran explorador. Si abordamos la etimología de la palabra nos encontraremos con una persona que viaja o que escribe o relata su viaje.
En cuanto a la etimología de la palabra turista, esta proviene de torno, del latín tornus y del postverbal francés tour. El turista se da una vuelta, se pega un tour frente al viajero que toma el viaje como acción de ponerse sobre una vía o camino. En este sentido, el turista lo deja todo planificado. Busca un viaje cerrado, mientras que el viajero cuenta con el afán de la aventura en su mochila.
El famoso escritor de viajes, Javier Reverte, contrapone ambos términos ahondando en las razones del viaje. Para el viajero largarse es su principal pretexto. En cambio, el destino es para el turista la razón de su viaje.
En la actualidad, con la comercialización del viaje es más difícil llevar a cabo una categórica diferencia entre ambos conceptos ya que en muchas ocasiones tanto el viajero como el turista hacen lo mismo, coinciden en el medio de transporte, en el destino y en el placer de viajar.
Así, parecer ser que lo que fundamentalmente les diferencia son el espíritu y el ánimo con el que viajan. El turista es un acumulador de experiencias y ve el lugar visitado como un espectador. Sin riesgos. El viajero se transforma con el viaje y anhela y siente la necesidad de conocer lo que tiene alrededor.
Junto a estas apreciaciones, existe un concepto abordado por Chris Rojeck. El post-turista. Esta figura es un viajero escéptico, irónico y consciente de que hoy es imposible el viaje de antaño y que por mucho que lo intente no puede escapar a su condición de turista. No abomina el turismo ya que sabe de la comercialización del viaje y entra en un sistema, conociéndolo y jugando con él, para tomárselo con humor.
Hay que ser conscientes de estas diferencias para conocer cómo agencias de viajes y medios juegan con el mito del viajero e intervienen en su construcción y en su definición.